martes, 17 de julio de 2012

Embarcarse

Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto,
irse alejando mientras muere el día;

Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misterioso mar, no descubierto
por ningún navegante todavía.

Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas,

Y que, al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas o­ndas del abismo
le tentarán las últimas sirenas.

Alcanzar la luna

William Holden y Audrey Hepburn  en 'Sabrina' (1954).Bajo los amables aparentes ropajes de un cuento de hadas, Billy Wilder señala las arenas movedizas de proyectar el amor como un cuento de hadas. O, lo que es lo mismo, los peligros de querer alcanzar la luna, porque ésta es una ilusión en la distancia (una proyección). Son sus reflejos los que hacen sentir algo que es un espejismo aunque esté trenzado con el peso de una intensidad, que se hace pesadumbre cuando esa 'luna' no responde.